domingo, 1 de abril de 2018

 EN EL CORAZÓN DEL MAR (III)

"La historia real que el escritor de Moby-Dick
 Herman Melville no se atrevió a contar" 
(En la isla...)



 En la anterior entrada veíamos que los aún veinte supervivientes del Essex habían encontrado tierra firme al llegar a una pequeña isla, lo que de momento les había salvado de lo que parecía una muerte segura cuando después de un mes navegaban poco menos que a la deriva, y ya se encontraban en un lamentable estado de agotamiento tanto físico como mental. Desembarcaron en ella con cautela tomando todas las medidas de seguridad que creyeron convenientes, primero enviaron una avanzadilla permaneciendo el grueso en los botes e incluso hicieron varios disparos con sus armas para llamar la atención, ante la posibilidad de que estuviera habitada por nativos de naturaleza poco amigable y que además gustaran de la práctica del canibalismo, lo que como sabemos era su mayor preocupación. Pero la pequeña isla parecía deshabitada... 



   Lo que entonces desconocían es que habían errado en sus cálculos y que no se encontraban en la isla de Ducie, sino en la de Henderson, que se situaba aproximadamente en su misma latitud, aunque unas 220 millas más al oeste, ambas forman parte del mismo archipiélago de la Polinesia, las Pitcairn. Y lo que para su desgracia una vez más también desconocían porque por entonces incluso no venía registrada en el Navigator de Bowditch, es que la isla que da nombre al archipiélago, la Pitcairn, estaba apenas a 120 millas al suroeste de donde se encontraban, y que además en ella había ya por entonces asentada una comunidad que descendían nada menos que de la tripulación amotinada del también famoso buque HMS Bounty(1), lo que hubiera sido una solución mucho más adecuada para poder aprovisionarse en su precaria situación, porque como pronto descubrieron en apenas unos días, los recursos para subsistir en aquella isla eran mucho más escasos de lo que se podría en un principio pensar, empezando por el agua potable.



  Y es que cuando llevaban ya dos días en la isla, si bien no habían tenido mayor problema para hacerse con peces y aves como alimento, aún no habían encontrado una fuente adecuada de agua potable, teniendo que limitarse hasta ese momento a apenas lamer el agua que se escurría en la superficie de algunas rocas, lo que les hizo a Pollard y Chase después de discutir el problema, tomar la decisión de que al siguiente día concentrarían todos sus esfuerzos en encontrar agua, y de no hacerlo, abandonar entonces la isla con el nuevo amanecer. De hecho, en una cueva de la isla ya por entonces se encontraban los restos de ocho personas que al igual que ellos se estimó hubieran sobrevivido a un naufragio, y que en un estudio científico posterior muchos años después se pudo observar que habían fallecido por deshidratación. La isla de Henderson no es sino un atolón coralino de origen volcánico, pero tiene la peculiaridad de que buena parte de la mucha agua de lluvia que cae en su superficie a lo largo del año, no se pierde en el mar o se evapora, ya que después de filtrarse sobre la arena y el coral queda oculta a la vista acumulada en una capa subterránea a unos treinta centímetros sobre el nivel del mar, pero de no encontrar un manantial por donde brotara a la superficie, los náufragos del Essex que desconocían este fundamental detalle, no tenían posibilidad alguna de hacer uso de ella.



 Afortunadamente para ellos, al día siguiente, en un momento en que la línea de la marea se encontraba en su punto más decreciente debido a la baja mar, uno de los hombres observó que de una gran roca plana que en ese momento se hallaba al descubierto, brotaba un estupendo chorro de agua limpia y cristalina, apresurándose todos a beber ansiosamente hasta que por fin pudieron saciar su gran sed después de ya tantos días de escasez. El manantial de aquella roca sólo era apenas visible completamente al descubierto durante media hora durante la baja mar, quedando luego cubierto por casi dos metros de agua, pero eso bastaba para en ese tiempo poder llenar varios barriles y así garantizarles el no tener ya más escasez de tan preciado elemento, centrando desde entonces sus esfuerzos en conseguir alimentos, sobre todo de las aves que ajenas por completo hasta entonces al contacto humano para nada desconfiaban y las podían cazar sin dificultad.


  Pero llegado el 24 de diciembre, apenas transcurridos cinco días de su desembarco, observaron alarmados que las aves comenzaban a abandonar la isla ante la constante cacería a que eran sometidas por los hambrientos hombres. Como posteriormente contó Chase, todas aquellas partes accesibles y cercanas, ya las habían saqueado de todo lo que contenían, incluidos sus nidos, volviendo otra vez a encontrarse con que tenían de nuevo problemas para proveerse de alimento, en menos de una semana "habían arrasado los limitados recursos con que constaba la isla". Para el 26 de diciembre, después de siete días en la isla y treinta y cinco después del naufragio del Essex, decidieron que lo que más les convenía era abandonar la isla y seguir en dirección a otro punto que les hiciera más factible la supervivencia. Las costas de América del Sur, con Chile como punto más cercano, calculaban que estarían a unas 3000 millas, aproximadamente el doble de lo que ya llevaban recorrido, pero consultando  sus Navigator de Bowditch observaron que la isla de Pascua estaba a menos de un tercio de esa distancia, y aunque tampoco sabían nada acerca de la misma les pareció lo más conveniente, dada la dura experiencia vivida hasta ese momento durante el mes que habían navegado en las balleneras en mar abierto hasta la llegada a esa isla, que les hizo desistir de la idea de volver a intentar llegar directamente al continente.


   Comenzaron entonces a acondicionar en la medida de lo posible los botes con los escasos clavos que les quedaban para que pudieran resistir otra vez las acometidas del océano, y a aprovisionarse cuanto pudieron para la nueva partida. Y posteriormente reunidos, en una charla, cuando Pollard les comunicó que a primera hora del siguiente día zarparían llevando las balleneras los mismos hombres que antes de la llegada a la isla, tres de estos hombres que no eran de Nantucket, dando un paso al frente manifestaron su intención de no abandonar la isla y de no formar parte de la partida. Estos eran Thomas Chappel, arponero de la ballenera de Joy, y Seth Weeks y Willian Wright, dos adolescentes que iban el primero de ellos con Pollard y, el segundo con Chase, manifestando los tres auténtico terror de volver a encontrarse en los botes a merced del océano. Nadie puso objeción alguna a sus deseos, ya que eso significaba aligerar las embarcaciones y contar con su parte de las provisiones para el viaje, además de incluso reconocer el propio Chase que sólo para ellos tres sería probablemente más fácil encontrar sustento en la isla que el que ellos llegaran al continente en sus precarias embarcaciones. A su vez Pollard les prometió que de llegar al continente haría todo lo posible por procurar su rescate. Los tres, escogieron entonces un lugar lejano del anterior campamento, para comenzar a construir un refugio con ramas de árboles. Y en la mañana del 27 de diciembre, cuando la marea había subido lo suficiente para que las balleneras superaran los arrecifes que rodeaban la isla, el resto de los hombres finalmente partieron de aquella isla que tanto les había decepcionado.


 Como podemos ver del paso por la isla Henderson de los marinos del Essex se pueden extraer algunas conclusiones relacionadas con el modo en que afrontaron su estancia en la misma, quizá la más importante que ante el hambre y el estado de necesidad que ya padecían a su llegada no tuvieron reparo alguno en administrar convenientemente los recursos de la misma, y al no poner freno alguno a su voracidad "consideraron la isla agotada" en menos de una semana. Si bien la isla de Henderson no es un lugar abundante en cuanto a recursos (la ya mencionada isla Pitcairn es la única que a día de hoy está habitada en el archipiélago y que habitualmente lo ha estado), una vez solucionado el más apremiante problema del agua potable, otro modo más eficiente de gestionar los recursos disponibles era posible, recurriendo más a la pesca y no abusando del saqueo de las aves, como hicieron en su momento durante incluso años pobladores nativos de la Polinesia que tuvieron asentamientos en ella, hay evidencia arqueológica que muestra que entre los siglos XII y XV tuvo una pequeña población permanente de probablemente unas cuantas docenas de personas. Es curioso, pero pese a vivir de la mar, dado su oficio especializado en la caza del cachalote, estos hombres tenían más mentalidad de cazadores, que de pescadores. Y lo que pronto una vez más descubrirían los diecisiete que habían partido, es que los escasos días que habían pasado en la isla no habían sido suficientes para que sus cuerpos aún se recuperasen para aventurarse en un nuevo viaje, y el hambre mucho antes de lo previsto haría de nuevo su aparición, pero esta vez con consecuencias devastadoras.

Continuará...

Saludos.


A LA PRIMERA PARTE: EN EL CORAZÓN DEL MAR (I), "La historia real que el escritor de Moby-Dick Herman Melville no se atrevió a contar"

A LA SEGUNDA PARTE: EN EL CORAZÓN DEL MAR (II), "La historia real que el escritor de Moby-Dick Herman Melville no se atrevió a contar" (y un liderazgo mal entendido)


  1. HMS Bounty: El motín a bordo del navío HMS Bounty de la Marina Real Británica tuvo lugar el 28 de abril de 1789 en medio del océano Pacífico. Tripulantes insatisfechos, liderados por el ayudante de maestre Fletcher Christian, tomaron el control de la embarcación de manos de su capitán, el teniente William Bligh, a quien dejaron a la deriva a bordo de un bote con pocas provisiones junto con otros dieciocho marineros leales. Los amotinados se establecieron en Tahití o en las islas Pitcairn, mientras que Bligh conseguía realizar un viaje de más de 6500 km hasta encontrar tierra, comenzando entonces un proceso para que los amotinados comparecieran ante la justicia.
Bibliografía: 
En el corazón del mar - Nathaniel Philbrick (Seix Barral Colección: Biblioteca Formentor)
Wikipedia

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